RENOVARSE O MORIR
¡¡Tranquilos!! No voy a empezar esta entrada prometiéndoos que escribiré todas las semanas porque me parece que después de tanto prometerlo ya he perdido credibilidad.
Procedo a contaros lo que os tengo que contar, sin falsas promesas y sin buenos propósitos.
Hoy voy a hablaros de las peluquerías, puesto que recientemente he estado en dos bien distintas, y he hecho varias observaciones que quiero compartir con vosotros:
EXPERIENCIA 1: Llongueras.
La peluquería pija. No había vuelto a pisarla desde que me encontré a María Patiño hace dos años. Una experiencia aterradora, sin duda. Pero como es agosto, pensé: "María Patiño estará fuera de la ciudad...es mi momento".
Lo primero que te llama la atención de Llongueras son las peluqueras. Tienen unos pelos preciosos, de colores brillantes, cortes modernos, cabellos que se ondean al viento sin necesidad de ventilador...llegas a sospechar que no son pelos reales, sino pelucas, y por un momento se te cruza la peligrosa idea de comprobarlo tirándole del pelo a una. Pero te controlas, y te sientas a esperar en unas sillas más cómodas que la mayoría de las camas en las que he dormido, mientras lees el Vogue y una peluquera de voz dulce y modales refinados te ofrece bombones, caramelos, bebidas. Mientras esperas, te das cuenta hojeando el Vogue de que eres más fea que un pie y de que tu ropa parecen trozos de tela pegados con saliva al lado de los modelitos que lleva Kate Moss.
La voz de Blancanieves te pide que por favor vayas a la zona de lavado. La peluquera que te lava el pelo te hace un masaje en el cuero cabelludo que te hace comprender que ése es el primer orgasmo de tu vida (no había sentido tanto placer desde la primera vez que conseguí aparcar el coche sin causar desperfectos a mi alrededor, un acontecimiento que estoy segura de que se repetirá de un momento a otro). Mientras te masajean, estás tan relajada que empiezas a reproducir música de Enya en tu cabeza. Deseas que nunca acabe ese momento y empiezas a encontrar a la peluquera peligrosamente atractiva.
Blancanieves te pide que vayas a sentarte frente al espejo para empezar el corte. "¿Cómo quieres que te lo corte?" Tu mirada recorre las paredes donde una docena de fotos muestran a chicas con peinados imposibles que en cambio les favorecen mucho. Tienes que recordarte mentalmente que tú no eres una de esas chicas a las que una cresta rosa le sentaría bien, y propones a la peluquera un corte soso, el que siempre te hacen en la peluquería del barrio. Sin embargo, Blancanieves te habla de la forma de tu cara, de tu cabeza, de tus rasgos, y te sugiere un corte que te parece un poco arriesgado, pero llegados a este punto, tras pasar por las bebidas, los bombones, los masajes orgásmicos, etc confías en Blancanieves ciegamente y permitirías que ella tomara todas las decisiones importantes de tu vida. La peluquera empieza a trabajar cual Eduardo Manos Tijeras y en 5 minutos te deja estupenda.
Sales con una sonrisa mirando con desprecio los pelos corrientes de la gente que pasa por la calle y con envidia sus carteras, incluso te sorprendes mirando celosa la cesta de un mendigo con 3 euros, pero lo olvidas todo cuando llegas a casa y procedes a pasarte la tarde mirándote en el espejo mientras mueves la cabeza cual rockero en un concierto y llamando a las amigas para proponer planes y así tener un pretexto para sacar tu nuevo pelo a la calle.
EXPERIENCIA 2: La pelu del barrio.
Aprovechando que mi hermana Lola iba a echarse mechas, decidí que había llegado el momento de ponerme el pelo rojo. Solo reflejos, claro, porque yo en lo que a pelo se refiere soy muy cobarde y me cuesta innovar. Siempre pensé que el pelo rojo me sentaría estupendamente, con la piel blanca y los ojos verdes es un color que favorece mucho, así que ni me lo pensé dos veces.
Primera gran diferencia: estas peluqueras no tenían nada de Blancanieves, sino más bien de Mónica Naranjo. Sus pelos eran descuidados, había una que me llamó especialmente la atención por su pelo de una tonalidad entre el rosa y el rojo mezclado con negro de la raíz.
"Quiero reflejos caoba", le digo a la peluquera, y no puedo evitar que mi voz suene pija en ese ambiente. La peluquera me pregunta que qué color es ese... :s aish! empiezo a temer seriamente por la integridad de mi pelo. Mónica Naranjo se pone manos a la obra envolviéndome el pelo en papel de plata como si yo fuera la merienda, sin ningún tipo de cuidado (dos veces me metió su uña negra en el ojo), todo esto mientras me contaba que estaba preocupada por el tamaño de su trasero, que recientemente había comenzado a expandirse de manera incontrolada. Mientras tanto, en la silla de al lado, el peluquero amenaza a mi hermana con cortarle el pelo "a lo nube" (?). Lola también siente pánico y le pide que por favor se lo corte como a una persona, no como a una nube (vi la cara de terror de mi hermana imáginandose con el pelo en forma de nube y ya me estaba entrando la risa). Con bastante prepotencia, el peluquero nos explicó que el pelo "a lo nube" consiste en llevarlo más corto por detrás que por delante (aah bueno, ¿y se supone que yo tengo que saber eso?). El hombre-nube empezó a cortarle el pelo a mi hermana de una manera tan frenética que los pelos salían disparados en todas las direcciones y acabamos ambas rociadas bajo una lluvia de pelo rubio (¿por eso le llamarán nube?). Encontré restos del pelo de mi hermana hasta en el interior de mi zapato, para que os hagáis una idea. Pero lo mejor de todo fue que el tio empezaba todas sus frases con un "nosotros, los feos..." y Lola súper indignada preguntándose si la estaba incluyendo a ella en ese grupo.
Pero bueno, a pesar del evidente contraste con las pijas de Llongueras, salimos contentas con el resultado, así que tocó otra tarde de rockera frente al espejo y de llamadas telefónicas para sacar a la gente de sus casas y lucir nuestras melenas rubias y rojas.
Procedo a dejaros fotos con mi nuevo look, aunque no se aprecia muy bien, las fotos no son muy buenas (me hice los reflejos hace apenas tres días y no soy de las que fotografían cada momento de su vida).
¡¡Tranquilos!! No voy a empezar esta entrada prometiéndoos que escribiré todas las semanas porque me parece que después de tanto prometerlo ya he perdido credibilidad.
Procedo a contaros lo que os tengo que contar, sin falsas promesas y sin buenos propósitos.
Hoy voy a hablaros de las peluquerías, puesto que recientemente he estado en dos bien distintas, y he hecho varias observaciones que quiero compartir con vosotros:
EXPERIENCIA 1: Llongueras.
La peluquería pija. No había vuelto a pisarla desde que me encontré a María Patiño hace dos años. Una experiencia aterradora, sin duda. Pero como es agosto, pensé: "María Patiño estará fuera de la ciudad...es mi momento".
Lo primero que te llama la atención de Llongueras son las peluqueras. Tienen unos pelos preciosos, de colores brillantes, cortes modernos, cabellos que se ondean al viento sin necesidad de ventilador...llegas a sospechar que no son pelos reales, sino pelucas, y por un momento se te cruza la peligrosa idea de comprobarlo tirándole del pelo a una. Pero te controlas, y te sientas a esperar en unas sillas más cómodas que la mayoría de las camas en las que he dormido, mientras lees el Vogue y una peluquera de voz dulce y modales refinados te ofrece bombones, caramelos, bebidas. Mientras esperas, te das cuenta hojeando el Vogue de que eres más fea que un pie y de que tu ropa parecen trozos de tela pegados con saliva al lado de los modelitos que lleva Kate Moss.
La voz de Blancanieves te pide que por favor vayas a la zona de lavado. La peluquera que te lava el pelo te hace un masaje en el cuero cabelludo que te hace comprender que ése es el primer orgasmo de tu vida (no había sentido tanto placer desde la primera vez que conseguí aparcar el coche sin causar desperfectos a mi alrededor, un acontecimiento que estoy segura de que se repetirá de un momento a otro). Mientras te masajean, estás tan relajada que empiezas a reproducir música de Enya en tu cabeza. Deseas que nunca acabe ese momento y empiezas a encontrar a la peluquera peligrosamente atractiva.
Blancanieves te pide que vayas a sentarte frente al espejo para empezar el corte. "¿Cómo quieres que te lo corte?" Tu mirada recorre las paredes donde una docena de fotos muestran a chicas con peinados imposibles que en cambio les favorecen mucho. Tienes que recordarte mentalmente que tú no eres una de esas chicas a las que una cresta rosa le sentaría bien, y propones a la peluquera un corte soso, el que siempre te hacen en la peluquería del barrio. Sin embargo, Blancanieves te habla de la forma de tu cara, de tu cabeza, de tus rasgos, y te sugiere un corte que te parece un poco arriesgado, pero llegados a este punto, tras pasar por las bebidas, los bombones, los masajes orgásmicos, etc confías en Blancanieves ciegamente y permitirías que ella tomara todas las decisiones importantes de tu vida. La peluquera empieza a trabajar cual Eduardo Manos Tijeras y en 5 minutos te deja estupenda.
Sales con una sonrisa mirando con desprecio los pelos corrientes de la gente que pasa por la calle y con envidia sus carteras, incluso te sorprendes mirando celosa la cesta de un mendigo con 3 euros, pero lo olvidas todo cuando llegas a casa y procedes a pasarte la tarde mirándote en el espejo mientras mueves la cabeza cual rockero en un concierto y llamando a las amigas para proponer planes y así tener un pretexto para sacar tu nuevo pelo a la calle.
EXPERIENCIA 2: La pelu del barrio.
Aprovechando que mi hermana Lola iba a echarse mechas, decidí que había llegado el momento de ponerme el pelo rojo. Solo reflejos, claro, porque yo en lo que a pelo se refiere soy muy cobarde y me cuesta innovar. Siempre pensé que el pelo rojo me sentaría estupendamente, con la piel blanca y los ojos verdes es un color que favorece mucho, así que ni me lo pensé dos veces.
Primera gran diferencia: estas peluqueras no tenían nada de Blancanieves, sino más bien de Mónica Naranjo. Sus pelos eran descuidados, había una que me llamó especialmente la atención por su pelo de una tonalidad entre el rosa y el rojo mezclado con negro de la raíz.
"Quiero reflejos caoba", le digo a la peluquera, y no puedo evitar que mi voz suene pija en ese ambiente. La peluquera me pregunta que qué color es ese... :s aish! empiezo a temer seriamente por la integridad de mi pelo. Mónica Naranjo se pone manos a la obra envolviéndome el pelo en papel de plata como si yo fuera la merienda, sin ningún tipo de cuidado (dos veces me metió su uña negra en el ojo), todo esto mientras me contaba que estaba preocupada por el tamaño de su trasero, que recientemente había comenzado a expandirse de manera incontrolada. Mientras tanto, en la silla de al lado, el peluquero amenaza a mi hermana con cortarle el pelo "a lo nube" (?). Lola también siente pánico y le pide que por favor se lo corte como a una persona, no como a una nube (vi la cara de terror de mi hermana imáginandose con el pelo en forma de nube y ya me estaba entrando la risa). Con bastante prepotencia, el peluquero nos explicó que el pelo "a lo nube" consiste en llevarlo más corto por detrás que por delante (aah bueno, ¿y se supone que yo tengo que saber eso?). El hombre-nube empezó a cortarle el pelo a mi hermana de una manera tan frenética que los pelos salían disparados en todas las direcciones y acabamos ambas rociadas bajo una lluvia de pelo rubio (¿por eso le llamarán nube?). Encontré restos del pelo de mi hermana hasta en el interior de mi zapato, para que os hagáis una idea. Pero lo mejor de todo fue que el tio empezaba todas sus frases con un "nosotros, los feos..." y Lola súper indignada preguntándose si la estaba incluyendo a ella en ese grupo.
Pero bueno, a pesar del evidente contraste con las pijas de Llongueras, salimos contentas con el resultado, así que tocó otra tarde de rockera frente al espejo y de llamadas telefónicas para sacar a la gente de sus casas y lucir nuestras melenas rubias y rojas.
Procedo a dejaros fotos con mi nuevo look, aunque no se aprecia muy bien, las fotos no son muy buenas (me hice los reflejos hace apenas tres días y no soy de las que fotografían cada momento de su vida).
3 comentarios:
En fin...me estoy dando cuenta de que no se aprecia una mierda mi pelo rojo!!!!!!!
jjajaj ME ENCANTASS CAROL!!!!
Eresss superr graciosaaa, pero tieness un gran problemaaa !!ESQUE NO ESCRIBES NUNCA!!!! por cierto estás guapisimaaa con tu nuevo look, hass acertao.
Por favorrr, por favorrr escribeee más!!!
Besos
Jaja me meo!!jaja
Que asco de peluquero, por dios!!menos mal que huimos antes de que nos obligara a dejarle propina!!
Muakis*
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