miércoles, septiembre 15, 2010

 LA CASA DE LOS ESPÍRITUS

 
Os comunico que he empezado a trabajar en un libro nuevo. Es una idea que llevaba rondándome por la cabeza desde hacía tiempo, pero que siempre me había dado pereza abordar. Se trata de un "libro de la familia", es decir, voy a recoger historias de mi familia, remontándome lo más atrás en el tiempo que me sea posible, y a redactarlas para crear un libro que le daré a mi futura hija cuando cumpla los 18 (más me vale que a la niña le guste leer porque si no...todo mi esfuerzo habrá sido en vano. Sería gracioso que el día de su 18 cumpleaños yo le regalara ese libro con tanto cariño escrito y que la muy mocosa me levantara una ceja y exigiera a gritos un iphone o lo que demonios se le parezca en el futuro). Y no es por discriminar a mis hijos varones, pero me parece a mí que a un chaval de 18 años la vida de su tatarabuela loca le trae al fresco. Además con esa edad seguramente preferirían leer los libros de mi tia (escritora de libros pornográficos, o como dice en la portada de sus obras, libros "para reavivar el recuerdo sexual"). Supongo que también lo veo como algo más femenino porque es una idea un tanto romántica (típica de mi mente novelera), y porque, en general, las mujeres somos mucho más familiares que los hombres.

Seguramente estáis pensando que menudas ideas extrañas que tengo, pero os explico: escribir este libro se me ocurrió un día en el que mi abuela empezó a contar anécdotas graciosas de su madre (una especie de Gabrielle Solís de la época), mi abuelo, y de cómo le cazó como a un gamo para casarse con él, etc así como historias trágicas de la Guerra Civil. De pronto se encendió una lucecilla en mi cabeza (en mi mente esa lucecilla provenía de una lámpara del Ikea, porque aunque yo tenga la cabeza amueblada más o menos, soy consciente de que está amueblada con muebles del Ikea, ya que de vez en cuando todavía se me pira bastante). En ese momento me di cuenta de que quería conocer la historia de la familia, conocer mis raíces, descubrir si hay el suficiente número de miembros locos como para preocuparme por la salud mental de mis futuros retoños y esas cosas.

Así que hoy he ido a ver a mi abuela a la residencia para someterla a un interrogatorio cual periodista apostada en casa de la Esteban. Mi abuela encantada, claro. Y las otras señoras de alrededor también (todas querían contarme su vida, pero claro, mi interés por escuchar batallitas se limita únicamente a escuchar las de mi propia familia). Creo que de alguna manera he debido de ser hoy para ellas una aparición, una especie de ángel que ha venido a escuchar esas historias viejas que nadie quiere escuchar.

Y es que durante los próximos años tengo pensado interrogar a todos mis parientes, y quedan avisados de que no habrá censura posible, me voy a encargar personalmente de sacar todos los trapos sucios de la familia a la luz, será la verdad Y NADA MÁS QUE LA VERDAD (excepto cuando me toque relatar mi propia vida, que será contada de tal manera que me haga salir airosa de todas las situaciones y en la que habrá desde luego mucha censura y ¿por qué no? un poco de fantasía. No es justo, lo sé, pero soy la autora y desde luego no me pienso autoinmolar, y menos delante de esa maravillosa hija que tendré).

Una ventaja es que ahora que estoy viviendo temporalmente en la que era la casa de mi abuela (mi  casa está en obras) continuamente me encuentro fotografías y libros viejos que no hacen más que aumentar mi curiosidad sobre el tema: desde una botella de champagne que se sirvió en la boda de Pilar de Borbón hasta una cajita de música que le regaló uno de sus numerosos pretendientes a mi tatarabuela. La verdad es que con tanta labor detectivesca sobre gente de la ultratumba me siento un poco como Melinda Gordon en Entre fantasmas (sentirme como la protagonista de una serie de TV también contribuye a motivarme para continuar con este proyecto).

La foto que os he dejado es la de la boda de mis abuelos, y nada, esto es lo que quería contaros hoy, pero la verdad es que tengo un montón de cosas más que contaros, han pasado cosas divertidas últimamente, pero eso tendrá que ser otro día.
El próximo día os colgaré un poema que mi abuela recita mucho y que es bien bonito, quería ponerlo al final de esta entrada pero no me lo sé de memoria y, aunque parezca increíble, ese poema no está en internet así que tendré que esperar a que me lo dicte la próxima vez que la vea.


La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.--François Mauriac--

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

TE ADORO,

Mbss

9:44 p. m.  

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